El teatro París en Manhattan es un cine clásico de los últimos que quedan en su estilo. Después del cierre en 2016 del Ziegfeld Theater, éste es el único en la ciudad de Nueva York con una sola sala y una sola pantalla.
Fue inaugurado el 13 de Setiembre de
1948, siendo nada menos que la actriz Marlene Dietrich quien cortara el lazo
inaugural en aquella oportunidad.
Localizado en el 4 West de la 58th
Street, justo frente al legendario Plaza Hotel, este cine se ha especializado
desde sus comienzos en películas extranjeras y films independientes.
Durante todo este tiempo, ha sido el
destino de muchísimos intelectuales de la ciudad, así como de expertos y
eruditos en materia de cine. En su sala se han proyectado casi todos los grandes
clásicos y películas de muchos directores de culto como Federico Fellini y
Franco Zeffirelli entre otros.
Hay quienes dicen que era el cine
preferido del actor James Dean cuando éste vivió en Manhattan, entre 1951 y
1954, y al que concurría asiduamente.
Personalmente me enamoré del teatro París hace ya algunos años, cuando entre a ver una película y me sentí transportada, como por arte de magia, al
cine del pueblo en mi infancia.
Es esa nostalgia que se desprende de sus butacas,
del telón de su pantalla, del balcón del segundo piso cayendo cual espía sobre la sala, lo que me
remonta a aquellos tiempos en donde disfrutaba con mis amigos de las dos
películas del matinée (la vieja y el estreno) en el antiguo cine “Tortoni” de
mi ciudad natal, comiendo garrapiñadas y maní con chocolate que comprábamos en
el kiosco de la esquina porque nos salían mas barato.
Afortunadamente este teatro queda
muy cerca de mi trabajo, por lo que a veces, muy de vez en cuando, logro
escaparme (generalmente durante el almuerzo) y así evadirme, al menos por un
par de horas, de la rutina diaria y del trajín de esta gran ciudad.
Allí en la oscuridad y comodidad de
su sala, me zambullo nuevamente en mi niñez y vuelvo a vivir y a palpitar esa emoción
que solo el cine nos puede hacer sentir.
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